El episodio de la propuesta del presidente Juan Manuel Santos, para extender a 6 años el periodo de las autoridades nacionales y regionales de elección popular, sin reelección, y su anuncio de que ejercería el poder por dos años si fuera reelegido el año entrante, muestra de cuerpo entero la peligrosa combinación de periodistas despistados y politico mal intencionados.
En fin, que el asunto reflejó lo que hace un periodismo mal informado, y lo que se aprovechan de el los políticos inescrupulosos.
Si los periodistas hubiéramos informados con precisión, no habrían suministrado munición a los uribistas que no desaprovecharon la oportunidad de lanzar una carga de su brigada ligera (los precandidatos) contra el jefe de estado.
Santos finalmente se arrepintió de su propuesta, consideró la que hizo en el momento equivocado, en campaña electoral, pero no descartó que pueda presentar de nuevo el año entrante, cuando este a punto de iniciar su segundo mandato, si es que lo reeligen, o cuando este a punto de salir del poder si es que no lo reeligen.
El presidente recogió su idea, la va a guardar para su debida oportunidad.
Un mandato de seis años, sin reelección, es una fórmula sana para abrir paso a una nueva relación del gobernante con sus gobernados.
No le debe quedar un buen sabor al ex presidente Uribe, porque si prospera la idea de Santos no tendría de todas maneras cabida su idea de regresar al poder.
Hacer esa reforma sin Asamblea Constituyente, también lo deja mal parado para su pretensión de levantarse por esa vía la prohibición que tiene de volver a aspirar.
En fin, que el asunto reflejó lo que hace un periodismo mal informado, y lo que se aprovechan de el los políticos inescrupulosos.
Si los periodistas hubiéramos informados con precisión, no habrían suministrado munición a los uribistas que no desaprovecharon la oportunidad de lanzar una carga de su brigada ligera (los precandidatos) contra el jefe de estado.
Santos finalmente se arrepintió de su propuesta, consideró la que hizo en el momento equivocado, en campaña electoral, pero no descartó que pueda presentar de nuevo el año entrante, cuando este a punto de iniciar su segundo mandato, si es que lo reeligen, o cuando este a punto de salir del poder si es que no lo reeligen.
El presidente recogió su idea, la va a guardar para su debida oportunidad.
Un mandato de seis años, sin reelección, es una fórmula sana para abrir paso a una nueva relación del gobernante con sus gobernados.
No le debe quedar un buen sabor al ex presidente Uribe, porque si prospera la idea de Santos no tendría de todas maneras cabida su idea de regresar al poder.
Hacer esa reforma sin Asamblea Constituyente, también lo deja mal parado para su pretensión de levantarse por esa vía la prohibición que tiene de volver a aspirar.
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