miércoles, 3 de diciembre de 2008

Gracias a Diaz!



Este escándalo que estalló por culpa de Guillermo Diaz Salamanca y sus asesorías a la empresa DMG, considerada como una actividad criminal por las autoridades, le trae al periodismo un pequeño soplo ético.

Bueno, esa debe ser la lógica; pero como en Colombia la lógica no opera, y menos en el periodismo, tendremos que esperar para ver si de lo que se trata es de un chivo expiatorio en el que se lavaron las manos los más vivos, o estamos destapando la punta de un gran témpano de indelicadezas que viene flotando desde hace muchos años en este oficio.

El periodismo colombiano está en crisis.

Hay excepciones, pero la mayoría de los directores de los medios y muchos de los periodistas de su respectiva cuerda son narcicistas sin espejo; ególatras ilusos; magalómanos irredimibles; sapos con maquillaje; ciegos sin bastón; sordos sin audífonos y arribistas arrastrados.

Daba risa escuchar a los directores de dos emisoras proclamando la independencia personal y la objetividad de su respectivo medio.

Darío Arizmendi,que cada dia está más desubicado de su realidad y de la del país, decía que a él los españoles no le prohiben ni le ordenan decir algo. Por qué no dijo lo mismo en la época en que Santodomingo era el dueño de Caracol?

Y Juan Gossain (que a nadie le pasa al teléfono, ni siquiera al gerente de su emisora) proclamaba que lo había llamado un oyente para decirle que no criticara la recolección de firmas para el referendo de reelección porque lo había financiado la organización Ardila Lulle.

Mentiritas para justificar una bocanada de independencia. A el tampoco le censuran nada de lo que dice ni le exigen que haga algo en favor de la organización.

Quien no los conozca que les crea.

Quien si los conoce, como yo, dudo respetuosamente de la independencia de esos y de los otros periodistas.

Todos los directores actuales de las cadenas RCN, Caracol, La FM y La W, responden a los intereses de sus propios dueños.

No traten de aparentar objetividad, porque la objetividad no existe en el periodismo.

Otra cosa es el equilibrio, eso que ellos no han aplicado nunca.

Equilibrio no es llamar a las dos partes en contienda para que se destrocen en acusaciones.

Equilibrio es no abusar de la posición dominante del micrófono para atacar a una persona, cualquiera que sea su condición.

Equilibrio es ser respetuoso de la opinión de todos los que hablan en sus programas.

Equilibrio es el arte de no ser juez y condenar sin conocer la causa.

Equilibrio es respeto, respeto y más respeto para todos.

El periodista no es el dueño de la verdad.

El periodista es un componente de la sociedad, al que le han entregado la sagrada misión de informar, sin meter sus opiniones personales ni los intereses de sus patronos en la información.

Y al señor Guillermo Diaz Salamanca, sobre el cual conozco muchos rumores, desde hace mucho tiempo: que lo apoyaban los Rodriguez Orejuela; que era amigo del "caballista" Mario Valencia; que "asesoraba" a personas con problemas delictivos como al condenado ex gobernador del Casanare, William Pérez; que cobraba coimas por hacer comentarios faborables a los bandidos; a ese señor le digo que le llegó la mala hora porque él mismo se la buscó.

El no cayó inocentemente en la Piramide DMG.

Si es así, por qué dice que le pidió al Fiscal un informe sobre DMG?.

De paso, pregunto: y al Fiscal Mario Iguaran le cabe alguna responsabilidad por haber expedido certificación verbal de buena conducta sobre David Murcia, cuando lo llamó el humorista?

Si Diaz Salamanca no hubiera tenido dudas de David Murcia, no hubiera hecho la consulta "express" al Fiscal.

No me alegro por lo que está pasando Diaz Salamanca.

Me alegro porque de algo puede servir este incidente para que los periodistas no nos creamos "palabra de dios".

No seamos abusivos con los derechos de la gente.

Cada persona, tiene garantías; al criminal no lo podemos juzgar y condenar nosotros los periodistas; y al inocente no podemos enlodarlo con nuestra agresividad.

El periodista sano es aquel que siendo amigo de todos no es amigo de ninguno; es aquel al que todos respetan porque a ninguno irrespeta.

El periodista, en fin, no es lo que hacen nuestros flamantes directores de la radio en la mañana; ellos serán superados, ojalá que muy pronto, si el caso Diaz Salamanca sirve para ventilar los males de nuestro oficio.