No es posible que un gobernante, de la talla del presidente Uribe deje a un vecino hacer lo que debio hacer.
Por lo que estamos viendo hasta ahora, Chávez recorrió rápidamente un camino que durante 5 años no quiso caminar Uribe.
Dirán que la dignidad de Uribe, la majestuosidad de la presidencia, el cumplimiento de sus sagradas promesas electorales, le impedían reunirse con las FARC, despejar uno o más municipios y menos aceptar un intercambio de guerrilleros por ciudadanos honestos.
Pero cuando se trata de defender la vida de un ser humano. De uno solo. No hay que pensar en razones de Estado.
El Estado no es nadie. En cambio el pueblo lo es todo y es más importante que una estructura física o jurídica, que muchas veces es un fantasma y que los bandidos de cuello blanco son los primeros en desconocer.
Seguramente la cosas van a salir bien y rápido. Y es muy probable que le hagan el favorcito al presidente Uribe de sacar vivos a los secuestrados que tiene en su poder la guerrilla de las FARC, antes de que mueran en un ataque de locura de los secuestradores, como ocurrió con los diputados del Valle, o en un rescate militar.
