La decisión del presidente Alvaro Uribe de autorizar a la senadora Piedad Cordoba, su más enconada rival en la política colombiana, como faciltadora para un acuerdo de canje con las Farc, causó sorpresa entre uribistas y antiuribistas.
La fogosa parlamentaria liberal, que ha llamado paraco y mafioso al mandatario,recibió las llaves para una delicada gestión.
Pero este gesto, que muestra buena voluntad presidencial, tiene varias consecuencias:
- En realidad la autorización no es para Piedad Córdoba. Indirectamente es para su gran amigo, Hugo Chavez, presidente de Venezuela, que ha dicho publicamente que quiere mediar en el acuerdo humanitario.
La prueba es que Piedad Cordoba dijo que lo primero que hará será comunicarse con Chavez.
- En la práctica fue destiuido el Comisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo, que debió tener mejores ideas para llegar a un acercamiento con las FARC en la búsqueda del Acuerdo.
- Piedad Córdoba puede salir como los toreros: en hombros o para el hospital. Porque ha saltado como espontánea para medírsele a un toro que no sabe por dónde la embestirá. Si triunfa en su propósito, corta rabo y orejas. Pero si fracasa, no será como ocurre en las corridas: silencio en los tendidos. Al contrario, habrá escándalo y seguramente habrá cerrado la última puerta para liberar a los secuestrados porla vía de la negociación.
Entonces, si Piedad Córdoba no logra lo que se propone, la única solución posible sería la via militar. Y largos serán los años de espera para el regreso de los rehenes.
