martes, 20 de enero de 2009

Si Obama fuera el presidente de Colombia



Cuando Barack Obama iniciaba su mandato con una majestuosa ceremonia, propia de la etapa histórica que acaba de iniciar, comprendí por qué nosotros en Colombia demoraremos muchos siglos para igualar en madurez política a los estadounidenses.


Para medir la distancia sideral que nos separa, imaginé qué pasaría en Colombia si Obama asumiera el poder en este, mi bello pero incomprensible país:

Salud Hernández escribiría en su columna: "Los periodistas alimentamos el circo, echamos carne a las fieras y creemos que todo vale en ese campo de juego mentiroso de los políticos. Elevamos a categoría de estadistas a cualquiera(...) sólo porque ostentan los bastones de mando". (Ya lo dijo el 4 de octubre de 2008)

Ramiro Bejarano, anunciaría en su columna una acción de tutela contra el negrito, por violar la condición laica del Estado colombiano al permitir que, en su posesión, dos pastores elevaran plegarias a Dios.

German Navas Talero, presentaría una queja ante la Procuraduría contra el presidente porque el día de su posesión aceptó un almuerzo de los congresistas. Además denunciaría penalmente a todos los congresistas por presunto cohecho, pues lo invitaron con perversas y burocráticas intenciones.

Daniel Coronell, escribiría una columna con el prontuario de Obama cuando era un simple cacique de barrio en Buenaventura y le tomaron una foto con los "paras" del puerto. Además, anunciaría que tiene una grabación con una persona que le colaboró en un crímen y que sólo la dará a conocer si algo le pasa a su testigo.


Florence Thomas, elevaría su más sentida condena porque la mujer de Obama siempre apareció en un segundo plan. Y también protestaría porque ella no echó su discurso en el acto de posesión y le negaron ese espacio a la mujer. Además anunciará una demanda porque en el gabinete no hay sino 35 mujeres.

Ivan Cepeda, anunciaría en su columna que Obama será incluido en la lista de responsables de las víctimas de la violencia porque muchos políticos negros eran amigos de los enemigos de sus amigos.

Humberto de la Calle, escribirá las mil y una razones para considerar que la elección de Obama fue inconstitucional, pero que todo se puede arreglar si llega a un acuerdo político con su jefe César Gaviria.

Daniel Samper Ospina, con la bendición de su papá, maldeciría en su columna su condición de colombiano y diría que prefiere ser negro pobre de Washington antes que blanco gobernado por un afrocolombiano.

Antonio Caballero, escribiría que Obama, por su origen, tiene que haber probado la marihuana y la cocaína, y tendría una nueva razón para pedir la legalización del vicio.


Maria Isabel Rueda, se preguntaría por qué somos tan lobos los colombianos, que en medio de tanto frío y provocando semejantes trancones en el centro, más de dos millones fueron de chismosos a ver un acto que se repite cada cuatro años y se ve mejor por televisión.

Felipe Zuleta, diría con dolor en su columna que un negro ramplón, alpargatudo, con una mujer sin glamour, se han tomado la Casa de los Presidentes, deshonrando a su abuelo Alberto Lleras y amenazando con volverse a asilar con su novio en Canadá.


Darío Arizmendi, le habría hecho un "Cara a Cara", haciéndole preguntas magistrales como: "Hubiera querido ser blanco?". "Extraña a su papá?". "Su mamá nunca le dijo por qué se enamoró de un negro?".

Juan Gossain, lo entrevistaría en su emisora para preguntarle con mil perdones, por qué no asumió, no se posesionó, no inició su mandato, no empredió su nuevo trabajo en Cartagena donde hace menos frio y la gente puede andar en pantaloneta todo el día.

Vicky Dávila, lo llamaría y le diría: "Obama, cuénteme la verdad: es usted buen amante?".

Julio Sánchez y Félix de Bedout, ante la sonroja de Alberto Casas, le increparían por la osadía de ganar la presidencia y no dejarle el puesto a un blanco de estrato 35, que fuera amigo de ellos.

Edgar Artunduaga le sacaría una grabación, montada por un imitador de voces amigo suyo, donde se escuchan los quejidos de Obama haciéndole el amor a una dama de la sociedad.

Gustavo Gómez lo llamaría para anunciarle que se ganó la colección de las cien mejores cumbias de la historia.