sábado, 5 de mayo de 2007

UN TOUR CON RODILLERAS



El presidente Uribe, su Canciller, varios ministros, el Fiscal General y una larga cola de periodistas colombianos, hicieron parte de la delegación nacional que acaba de cumplir una deshonrosa visita a Washington.
No fue una visita cualquiera: todos iban con rodilleras para implorar al Supremo Juez de la humanidad que no siga castigando a los colombianos de bien por culpa de los que hacen el mal.
El propósito puede ser loable.
Es lógico que en un mundo globalizado, interdependiente, lo que hacemos aquí tenemos que explicarlo en cualquier lugar del mundo.
Pero es ilógico, por no decir indigno, denigrante y hasta antipatriótico, que tengamos que enviar al presidente Uribe a darse en la jeta con unos compatriotas que realizan una justa manifestación de protesta o de reclamo por la complacencia de autoridades en los estragos que ha sufrido la población civil por la violencia en Colombia.
No es digno de patria, que el jefe de Estado tenga que pedir insistentemente que lo reciba la señora Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes.
Y para mayor dolor de colombiano, ella no fue sola a la cita, sino con sus compañeros de bancada que le increparon al presidente Uribe por el paramilitarismo y la relaciòn que él o varios de sus amigos políticos han tenido con esos temibles escuadrones de la muerte y del narcotráfico.
No se trata de hacer aquí un juicio a las razones o fundamentos que tengan las acusaciones. Ni si tienen o no razón los demócratas en exigir castigo pleno para los bandido. No quiero hablar de ello para no desviar el comentario.
El asunto de fondo es la indignación patriótica que me produce ver al presidente, que tiene el respaldo de casi el 80 por ciento de la opinión que consultó un encuestador antioqueño, paseándose por los pasillos del Congreso cual leproso tratando de que alguien lo salude de mano.
Para completar, el Fiscal General, fue visto con sombrero en mano, pidiendo limosnas a los norteamericanos para que le ayuden a financiar la búsqueda de fosas comunes.
Pregunto: acaso no es obligación de quienes se someten a la Ley de Justicia y Paz señalar los lugares donde sepultaron a sus víctimas?
Con esto, el fiscal nos informa que los sometidos a la Ley no están diciendo toda la verdad y que a él le toca buscar los muertos sin la ayuda de los asesinos?
De todas maneras, tiene que haber plata aquí en Colombia para que cumpla su función y no siga en esa actitud mendicante por Estados Unidos.
Quienes fueron esta semana a Washington a implorar un mejor trato del Imperio para con nuestro país, habrán cometido Traición a la Patria?. Aunque este no sea un delito imputable a los uribistas, según la ley del embudo de algunos gobiernistas.
Porque los opositores a Uribe sí habrían cometido ese delito al haber precedido a las legiones gobiernistas denunciando la confabulación para - polìtica.
Y mientras tanto, el TLC, que ese si es un asunto de fondo sobre el cual debimos haber debatido ampliamente hace dos años y no ahora, está quedando en el congelador.
Para qué sirvió la arrodillada?