sábado, 28 de abril de 2007

Gaviria se beneficia en privado del TLC pero lo condena en público


El ex presidente César Gaviria ha llevado a su partido, el Liberal, a una dura oposición al Tratado de Libre Comercio (TLC) que está tramitando Colombia con Estados Unidos. A pesar de su fama de "neoliberal" y de haber puesto en marcha una apertura comercial de Colombia en los años 90, cuando el país no estaba preparado para competir con productores extranjeros y que llevó a la quiebra a vastos sectores productivos nacionales, Gaviria sorpresivamente se ha opuesto al TLC y ha llegado incluso a exigir a los ministros y al presidente Uribe que contesten 80 preguntas que les ha hecho sobre sus presuntas dudas que tiene sobre el Tratado.
Uribe recibió a Gaviria en Palacio y según la senadora Piedad Córdoba trataron temas como el TLC.
Lo que muchos no sabemos es que César Gaviria tiene un grupo de asesoría de empresas estadounidenses, para temas como el comercio con Colombia, a la luz de las nuevas realidades que planteará el TLC.
La empresa se llama The Otun Group Inc
Las preguntas son consecuencia lógica:
- Gaviria, en su reunión con Uribe tratando la posición liberal sobre el TLC, ha obtenido información privilegiada que no tienen otras empresas asesoras ?
- Gaviria debería declararse impedido para seguir con la direcciòn del Partido Liberal si en sus gestiones tiene que fijar posiciones a nombre del liberalismo y entrar en contradicción con sus intereses empresariales?
- Cuando actúa como consejero particular, qué recomienda a sus clientes: la posición política de no apoyar el TLC o la posición personal de defender el libre comercio?
Son muchas las voces como esta, que piden que Gaviria se declare impedido para seguir en la Dirección Liberal:

Periodismo colombiano decadente


Cada día es peor.
Los periodistas colombianos, hemos caído en el periodismo espectáculo y protagonista y perdimos el rumbo y el objetivo de nuestro oficio, que es informar con equilibrio y evitar interferir en los criterios que los oyentes, lectores o televidentes se deben formar sobre lo que pasa en el país y en el mundo.
Muchos son los factores que están incidiendo en esta actitud y algunos de ellos son:
- La dictadura de las encuestas. Con este cuento, les inculcan a los periodistas que no da sintonía un espacio que no tenga lágrimas, sudor y sangre de los protagonistas de las noticias. Y caen en la vorágine del miserabilismo o la invasión de la intimidad y el derecho al dolor de las víctimas.
- Los paradigmas de exitosos directores. Los periodistas deben ser como los superiores que tiene hoy en día: un Yamid Amat, un Julio Sánchez, un Juan Gossain, un Darío Arismendi, un Enrique Santos, un Alvaro García, una Claudia Gurisatti o una Vicky Dávila, por mencionar sólo los más publicitados. Quien no siga los pasos de ellos, no puede ser buen periodista. Y todos esos directores tienen algo en común: los embriaga el poder y el dinero.
- Los periodistas tienen que ser investigadores y jueces. El cuento del cuarto poder y las historias del Watergate, en el campo internacional, y del proceso 8.000 en el campo nacional, lleva a los comunicadores a creer que quien no prejuzga, no condena y no sanciona moralmente a un sindicado, es mal periodista y es cómplice del acusado. Y esa es la causa de tanto acoso, de mucha injusticia en las informaciones y de muchas condenas morales y sociales que son irredimibles, a pesar de que los jueces fallen en contra de lo que dicen las noticias.
- Por si fuera poco, la concentración de los medios de comunicación en manos de poderosos grupos económicos con insaciables y a veces inconfesables intereses políticos, llevan a los periodistas a tener que ejercer el papel, cual actores o actrices, que les fijen los libretos escritos por sus patronos.
Los medios que no pertenecen a esos círculos privilegiados del poder económico o político, están condicionados por la obligación de buscar la financiación comercial para ellos o para su empresa, con avisos que fundamentalmente se consiguen en entidades públicas como alcaldías, gobernaciones, concejos, asambleas, institutos, empresas públicas o ministerios. Y así quién habla mal del gobernante del turno?.
Estas son las principales razones de un decadente periodismo colombiano.