sábado, 28 de abril de 2007

Periodismo colombiano decadente


Cada día es peor.
Los periodistas colombianos, hemos caído en el periodismo espectáculo y protagonista y perdimos el rumbo y el objetivo de nuestro oficio, que es informar con equilibrio y evitar interferir en los criterios que los oyentes, lectores o televidentes se deben formar sobre lo que pasa en el país y en el mundo.
Muchos son los factores que están incidiendo en esta actitud y algunos de ellos son:
- La dictadura de las encuestas. Con este cuento, les inculcan a los periodistas que no da sintonía un espacio que no tenga lágrimas, sudor y sangre de los protagonistas de las noticias. Y caen en la vorágine del miserabilismo o la invasión de la intimidad y el derecho al dolor de las víctimas.
- Los paradigmas de exitosos directores. Los periodistas deben ser como los superiores que tiene hoy en día: un Yamid Amat, un Julio Sánchez, un Juan Gossain, un Darío Arismendi, un Enrique Santos, un Alvaro García, una Claudia Gurisatti o una Vicky Dávila, por mencionar sólo los más publicitados. Quien no siga los pasos de ellos, no puede ser buen periodista. Y todos esos directores tienen algo en común: los embriaga el poder y el dinero.
- Los periodistas tienen que ser investigadores y jueces. El cuento del cuarto poder y las historias del Watergate, en el campo internacional, y del proceso 8.000 en el campo nacional, lleva a los comunicadores a creer que quien no prejuzga, no condena y no sanciona moralmente a un sindicado, es mal periodista y es cómplice del acusado. Y esa es la causa de tanto acoso, de mucha injusticia en las informaciones y de muchas condenas morales y sociales que son irredimibles, a pesar de que los jueces fallen en contra de lo que dicen las noticias.
- Por si fuera poco, la concentración de los medios de comunicación en manos de poderosos grupos económicos con insaciables y a veces inconfesables intereses políticos, llevan a los periodistas a tener que ejercer el papel, cual actores o actrices, que les fijen los libretos escritos por sus patronos.
Los medios que no pertenecen a esos círculos privilegiados del poder económico o político, están condicionados por la obligación de buscar la financiación comercial para ellos o para su empresa, con avisos que fundamentalmente se consiguen en entidades públicas como alcaldías, gobernaciones, concejos, asambleas, institutos, empresas públicas o ministerios. Y así quién habla mal del gobernante del turno?.
Estas son las principales razones de un decadente periodismo colombiano.

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