lunes, 10 de marzo de 2008

Las FARC ante el dilema: negociar o morir



Las FARC están ante el dilema de incrementar el terrorismo, para hacer creer que aún son fuertes, o negociar con el gobierno del presidente Uribe un salida política.

Los señores de las FARC deberían comprender que el reloj de la historia les está urgiendo para que pongan fin a una lucha armada que comenzó con justa causa, que tuvo ideales altruistas, que buscó en realidad una justicia social.

Pero esos ideales se diluyeron en los laberintos del narcotráfico, la delincuencia común, que, es verdad, fue la vía de financiación a la que tuvieron que acudir los grupos insurgentes colombianos al perder el apoyo de Rusia y Cuba.

Los últimos arrestos de las FARC deberían ser utilizados para cumplir al menos parcialmente los anhelos, las ideas, las ilusiones, de miles de quienes pasaron por esa organización armada y murieron en el intento de tener una mejor patria para sus hijos.

Nada ni nadie justifica seguir en esa vorágine de violencia.

Nada ni nadie debe permitir que sigan los sacrificios de personas idealistas que están equivocadas en el método.

Es el momento para hacer un alto en el camino y reflexionar.

Con lo que queda, bueno o malo, se puede salir de la guerra con dignidad.

Dejen a los secuestrados libres. Comprométanse a no secuestrar más.

No se les olvide que el presidente Sarkozy prometió que si hacían eso Francia los sacaba de la lista de grupos terroristas.

Busquen una negociación con Uribe, incluso sin zona de encuentro ni de despeje.

Pidan los cambios políticos por los cuales dijeron que estaban luchando.

Lleguen a un consenso con el "establecimiento" para una Constituyente o para tener representación en el Congreso.

Presenten los proyectos de Justicia Social que tanto dicen que están promoviendo.

Y entonces si, y solo entonces, podrán decir que son un "ejército del pueblo".

Un "ejército" político, no armado.

Un "ejército" que dispara propuestas no cañonazos.

Un "ejército" que no le hace daño a Colombia.

Porque, si siguen como van, no son las FARC-EP sino las FARC-HP.

Y si siguen como van, todos, ustedes y nosotros, vamos a morir por la insensatez de quienes tienen la oportunidad de pasar a la historia como guerreros y no como locos terroristas.

No hay otro alternativa. Las FARC se tienen que acabar como fuerza criminal y convertirse en fuerza política y social.